La divinidad resplandece a través de cada uno de ustedes mientras recorren este planeta y comprenden estas cosas, porque son eminentes y necesitan ser oídas.
No tenemos que ser eminentes abogados, ni extraordinarios sicólogos, ni siquiera sociólogos de carrera, para descubrir la fuente mayor de casos criminales.
Los hombres eminentes necesitan disponer de infinita sensibilidad y tolerancia para entregarse; cuando lo hacen, nada pone límites a su ternura y devoción.