Ha llegado el momento de reconquistar la libertad y el verdadero poder ciudadano, de derrocar a los plutócratas e instaurar una verdadera democracia participativa.
Pero los grandes plutócratas que gobiernan el planeta a su antojo exportan estos valores distorsionados a sus súbditos y colonias en el planeta con fines netamente comerciales y de dominio.
Y todos somos de centro: los ricos y los pobres, los activos y los pasivos, los fijos y los eventuales, los empleados y los desempleados, los mendigos y los plutócratas.
Los grupos que ocupan actualmente los patios de los plutócratas deberían responder rápido y sin equívocos a la crisis de los derechos humanos que atraviesa la comunidad de obreros inmigrados.