Leemos las desgrabaciones taquigrafiadas de sus dichos y no podríamos adivinar que emanan de la boca de uno de los poetas y dramaturgos más lúcidos de todos los tiempos.
Era siempre el último o penúltimo en todo, porque perdía las materias que nadie perdía: ética, religión, educación física, economía política, taquigrafía, matemáticas, conducta.
Los líderes sindicales de la región le ofrecieron el puesto de oficial mayor en la sección sindical regional debido a sus conocimientos de contabilidad, mecanografía y taquigrafía.